martes, 4 de diciembre de 2012

LA OBRA "CULTO A LA ABUNDANCIA" CIERRA CON ÉXITO SU PARTICIPACIÓN EN EL 2º TEATRO MÍNIMO



Durante  el mes de noviembre, se ha celebrado en la Sala El Cachorro el 2º Teatro Mínimo. Este formato de teatro bautizado así por sus creadores ha tenido una gran aceptación por parte del público. La fórmula consiste en dos espacios y 3 obras de teatro  dentro de  esta pintoresca sala de la calle Procurador.

Cada obra dura veinte minutos y el espectador puede adquirir entradas únicas para ver una de las obras al precio de 4 euros o un bono de 10 euros para asistir a las tres. Con el precio de la entrada, se incluye una copa de vino que, por las características de la sala, el espectador puede degustar en este peculiar patio de butacas.  
El espectador se sitúa a la misma altura del escenario, y el número de asistentes no supera las veinticinco personas, lo que crea un ambiente de complicidad y cercanía entre actores y público. No hay telón, no hay gallinero. Cualquier murmullo o comentario entre los espectadores se hace notar en la sala.

                        

Dentro del marco de este Teatro Mínimo, una de las obras que el público ha tenido la ocasión de disfrutar ha sido Culto a la abundancia, escrita por Javier Berger y con el sello en la dirección del dramaturgo sevillano Jorge Dubarry, creador de la compañía ¿Por qué Teatro?.
 Esta obra  en clave de comedia encierra una crítica desmedida al  sistema capitalista y a la propia condición del ser humano y su afán de riqueza.

 Culto a la abundancia es una sátira de la situación económica actual. María J. Castañeda, actriz única sobre el escenario, se mete en el papel de un predicador que rinde culto a Mammon (Dios de la riqueza). Esta actriz, es capaz de llenar el escenario y llevar por sí sola el peso de la obra. 
María J. Castañeda durante un momento de su actuación
 Este pastor, juega con el público asistente invitando a los espectadores a  ser nuevos miembros de esta particular religión. Como nuevos miembros, son bautizados, han de cantar, bailar… En definitiva se recrea una ceremonia religiosa en la que el propio público representa el papel de los fieles que acuden a escuchar el sermón de su pastor.

La sátira, por lo tanto, no es sólo hacia el capitalismo, sino también hacia la forma que tienen algunas personas de aferrarse a la religión como solución a sus problemas.
FUENTES: Fuente propia, Jorge Dubarry, director de Culto a la abundancia. 
FOTOGRAFÍA: Ricardo Amillategui.

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